«¡Tengo la piel seca!» ¿Quién no ha dicho eso alguna vez? Puede que no sea el caso. Porque la piel seca presenta signos muy específicos que no deben confundirse con una simple deshidratación temporal. ¿Cuáles son estas características y cómo se manifiestan? Te ayudamos a entenderlo.
La piel seca es más frágil y delicada. Algunos de los signos clínicos pueden verse a simple vista. La piel seca suele ser más fina. La textura es muy lisa y los poros son invisibles. Además, la piel no se ve brillante y el maquillaje se fija bastante bien. Como habrás adivinado, es lo contrario de la piel grasa.
La piel seca también puede significar una pérdida de elasticidad, flexibilidad y suavidad.
En los casos más graves, la piel también puede escamarse: ¡la famosa piel de cocodrilo!
Me preocupa que mi piel seca se llene de arrugas rápidamente porque ya tengo líneas de expresión alrededor de los ojos y solo tengo 30 años.
¿Te escuece? ¿Te pica? ¿Cómo se produce la piel seca?
¡La piel seca se nota! Aunque todas las partes del cuerpo pueden verse afectadas, el rostro, las piernas y los codos son las más afectadas.
Si te ocurre esto, conocerás esa sensación de incomodidad, tirantez, hormigueo o incluso ardor al salir de la ducha, que puede durar todo el día. Puedes notar que la piel de cocodrilo es más áspera al tacto.
Esta sequedad también puede verse: puede pelarse y mostrar rojeces. Sobre todo en invierno, lo que puede provocar la aparición de costras. Por no mencionar que, debido a la pérdida de elasticidad, tu cutis puede parecer más apagado con la aparición temprana de líneas de expresión y arrugas.
La piel seca y grasa están estrechamente relacionadas con un mal funcionamiento de las glándulas sebáceas. Menos sebo significa falta de grasa en la capa más externa de la piel. La película hidrolipídica de la superficie de la piel deja de desempeñar su función protectora natural, especialmente frente a los agresores externos
Falta de agua
Una barrera lipídica que ya no cumple su función protectora tiene otro defecto: le cuesta frenar la evaporación del agua contenida en la piel. Que pierde gradualmente su flexibilidad.
CONSEJOS FÁCILES Y EXPERTOS
Luchar contra los agresores externos
Si algunos factores, como la edad o las variaciones hormonales, favorecen la sequedad de la piel, otros, ligados a tu estilo de vida, se identifican fácilmente: hidrátate bebiendo 1,5 litros de agua al día; protégete del frío; aplícate protección solar si te expones al sol; evita los ambientes excesivamente secos; limita los roces irritantes con franelas, toallas o discos desmaquillantes, en la medida de lo posible, evita aplicar perfumes directamente sobre la piel...
Y evita todo lo que pueda resecar tu piel: jabones demasiado agresivos, duchas o baños con agua demasiado caliente...
La buena noticia es que, aunque se trate de una afección permanente, es posible cuidar la piel seca ajustando la rutina diaria. Tu misión: primero, restaurar la función de barrera de la epidermis con un emoliente. A continuación, deberás proteger tu piel con productos adecuados: utilizar un limpiador suave y una crema hidratante y nutritiva para evitar la sequedad y la tirantez.
