Esto no es cierto. El aspecto brillante de la piel grasa puede sugerir que está demasiado hidratada. Pero no confundamos «grasa» con «agua». Aunque parezca sorprendente, la piel grasa también puede estar deshidratada, ya que, aunque no le falte grasa, sí le puede faltar agua en el fondo. Además de la limpieza, debes hidratar tu piel con productos específicamente desarrollados para tu tipo de piel. ¿Por qué? Pueden regular la producción excesiva de sebo, limitando el brillo y ayudando a la piel a mantener su hidratación y flexibilidad.