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- Tu piel durante el cáncer
Proteger la piel de los efectos secundarios de los tratamientos contra el cáncer
Proteger la piel de los efectos secundarios de los tratamientos contra el cáncer
Los tratamientos contra el cáncer son cada vez más eficaces. Sin embargo, a menudo provocan numerosos efectos secundarios y problemas cutáneos: sequedad, rojeces, picores, ardor, caída del cabello, etc. ¿Cómo puedes cuidar tu piel para reducir estos síntomas indeseables? ¿Y qué rutina de limpieza diaria se debe adoptar?
¿Cómo afectan los tratamientos contra el cáncer a la piel?
Los efectos adversos varían según los tratamientos utilizados, las dosis y los individuos. Por ejemplo, la radiación a veces provoca reacciones en la piel. Tras dos semanas de tratamiento, puede aparecer un enrojecimiento, llamado eritema, en la zona irradiada. La terapia dirigida y los fármacos de inmunoterapia pueden provocar picores, sequedad, erupciones, etc. La sequedad de la piel, la pérdida de cabello y la caída del mismo siguen siendo problemas recurrentes con la quimioterapia.
No dejes que los efectos secundarios del tratamiento te superen
Los efectos secundarios de los tratamientos contra el cáncer en la piel pueden ser difíciles de afrontar. Son muy frecuentes y a veces afectan a la calidad de vida, e incluso pueden hacer que algunos pacientes se cuestionen si deben continuar con el tratamiento como tal. ¿Cómo encontrar el valor para continuar si la piel te arde o te pica? Los cuidados adecuados, higiene y tratamientos suaves (y, por supuesto, comunicación con el personal de enfermería) te ayudarán a superarlo.
¿Cómo se pueden reducir las quemaduras por radiación?
La radiodermatitis (daños en la piel causados por la radiación ionizante) es el efecto secundario más común de la radioterapia. Para evitar que estas erupciones empeoren, supuren y se vuelvan muy dolorosas, habrá que actuar rápidamente (e incluso de forma preventiva). Las palabras clave son: compresas de agua termal e hidratación posradioterapia.
Evita que tu piel se queme durante y después de la radioterapia
Mi madre fue sometida a radioterapia en la pared torácica a raíz de su cáncer de mama. Desde entonces, se queja de dolor y tiene ciertas zonas hinchadas. Ojalá pudiera aliviar su dolor...
Cuida tu cuero cabelludo
Otro efecto de la quimioterapia es la alopecia, es decir, la caída del cabello. El cuero cabelludo puede entonces volverse sensible y/o doloroso antes o durante el periodo de caída del cabello. Un consejo: no esperes a que aparezca la sequedad o el picor para hidratar el cuero cabelludo a diario, hazlo de forma preventiva y protégelo del sol con un fluido de protección solar SPF 50+.
La quimioterapia también causa pérdida de densidad y debilita el cabello, que puede volverse más quebradizo de lo habitual. Deberás proteger el cabello lavándolo con agua tibia, una pequeña cantidad de champú suave para cueros cabelludos sensibles y dejándolo secar al aire.
Cuidar el cuero cabelludo durante y después de la quimioterapia
Aliviar el picor
El prurito, es decir, el picor, suele estar relacionado con los tratamientos de quimioterapia, las terapias dirigidas y la inflamación que pueden provocar. Ten la seguridad de que esta necesidad de rascarse suele desaparecer una vez finalizado el tratamiento. Mientras tanto, necesitas ayuda para calmar tu piel. Algunas medidas sencillas, como la limpieza de la piel con un aceite limpiador reponedor, la aplicación diaria de un emoliente y las compresas de agua termal, son excelentes soluciones para ayudarte.
CONSEJOS AMABLES Y ESPECIALIZADOS
Tu piel se ha vuelto más sensible de lo habitual. Para limpiarla, opta por barras dermatológicas supergrasas sin jabón o por aceites limpiadores que calmen la piel y respeten su pH. No utilices tejidos de franela, esponjas ni guantes de ducha, que pueden irritar la piel sensible. Para secarte, evite frotar, es mejor dar pequeños toques.
Cuando los tratamientos producen granos
Algunas terapias dirigidas pueden causar un brote de granos y enrojecimiento similar a un brote de acné grave, especialmente en las primeras semanas de tratamiento. Las zonas con más glándulas sebáceas se ven afectadas: rostro, cuero cabelludo, espalda, pecho. Esta situación afecta inevitablemente a la calidad de vida. En cuanto aparezcan las primeras manchas y signos de enrojecimiento, hay que limitar el riesgo de proliferación bacteriana utilizando una crema reparadora o protectora a base de cobre y zinc. Si es necesario, una crema o un bálsamo relipidizante calmará tu piel.
Calmar las erupciones acneiformes durante el tratamiento del cáncer
Durante los tratamientos, vigila tus manos y pies
Algunos tratamientos contra el cáncer debilitan los pequeños vasos sanguíneos de la piel de las manos y los pies. Algunas quimioterapias pueden provocar el síndrome mano-pie (o eritrodisestesia palmoplantar en jerga médica). El resultado es el enrojecimiento, sequedad, grietas y dolor en las zonas de apoyo... Por ello, es importante hidratar las plantas de los pies y las palmas de las manos desde el inicio del tratamiento. Y no olvides la salud de tus uñas, que también están expuestas. Te lo contamos todo.
El cuidado de las manos y los pies durante el tratamiento del cáncer
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Es cierto. Con algunos tratamientos (ciertas moléculas de terapia dirigida y quimioterapia) tu piel puede volverse más sensible a los rayos UV. Es importante limitar la exposición al sol, llevar ropa que cubra la piel y protegerse con un factor de protección solar 50+.
Esto es falso. Aunque sientas que el calor te alivia, este efecto es solo temporal. De hecho, aumenta la sequedad de la piel y reactiva las irritaciones. En su lugar, dúchate a una temperatura de entre 32 y 34 °C.
Esto es a la vez verdadero y falso. Con algunas moléculas, es inevitable. Sin embargo, ciertos parámetros como la dosis, la tasa de administración y la susceptibilidad del individuo pueden reducir esta pérdida. El uso de un gorro hipotérmico también ayuda a prevenir la alopecia.
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